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6 de abril de 2021

      • La pandemia solamente ha acelerado lo que antes ya se presentaba: negligencia, desinterés y abuso para garantizar el derecho a la salud de las personas privadas de libertad. 

 

El Día Mundial de la Salud, conmemorado este 7 de abril, debe fungir como un recordatorio de que el acceso a la salud como derecho humano aún está vedado en las prisiones alrededor del mundo. Acorde al reporte de Amnistía Internacional Olvidados tras las rejas: La COVID-19 y las prisiones en el mundo actualmente 11 millones de personas viven en condiciones de privación de libertad y, en el contexto de la pandemia, “las medidas para impedir la propagación de la COVID-19 han sido inadecuadas y, en algunos casos, han dado lugar a violaciones de derechos humanos”.

Las violaciones de derechos humanos que ha traído la pandemia a las prisiones han tomado todo tipo de forma. Sin embargo, en el momento que una sentencia condenatoria se convierte en pena de muerte, la gravedad y falta de humanidad de las autoridades responsables no debe de ser aliviada: en México a la fecha, según hemos registrado en nuestro Mapa Penitenciario COVID-19, han fallecido 352 personas por el virus, pero la cantidad de personas con otras complicaciones desatendidas, negligidas y plenamente olvidadas es imposible de conocer.

La normalidad de la salubridad del sistema penitenciario, como se nos ha mencionado reiteradamente en jornadas de revisión dentro de penales a lo largo y ancho del país, es precaria y profundamente negligente. Personas que fallecen por tratamientos hepáticos simples, mujeres que pierden su capacidad auditiva por una infección menor, adultos mayores que pierden la vista después de una década de estar cosiendo balones al interior de un CERESO. Debemos comprender que la pandemia agudizó un estado de crisis que de antemano ya se gestaba con ferocidad.

En México, durante la pandemia, acorde al Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria, de Enero 2020 a Febrero 2021 la población penitenciaria se incrementó por 15 mil personas, de 202 mil a 217 mil, en un solo año. Todas ellas, en un riesgo latente y probablemente innecesario de contraer el virus por las políticas punitivas que rigen nuestro país; México ocupa el noveno lugar del mundo de población penitenciaria, acorde a World Prison Brief (WPB). En el momento en el que entraron a un centro penitenciario, sus derechos quedaron suspendidos y con ello el derecho humano a tener una salud íntegra. A pesar de que se están comenzando a vacunar personas dentro, de acuerdo con el Mapa Penitenciario COVID 19 al día de hoy hay 1,214 personas que ya fueron vacunadas, la realidad es que la pandemia en prisión no terminará con vacunar a población de tercera edad, sino a toda la población.

En el marco del Día Mundial de la Salud más significativo de los últimos veinte años, es necesario voltear la mirada hacia las personas en mayor situación de vulnerabilidad. Aquellas que por cuestiones de precariedad social, contextos de violencia, errores de juicio o simplemente estar en el lugar y en el momento equivocado, sufren la conversión de una sentencia de 2, 5 o 10 años en una pena de muerte. Las prisiones adolecen la falta de atención de sus sistemas de salud en el cuerpo de las personas, exijamos que esto se detenga, ya.

ATENTAMENTE

ASISTENCIA LEGAL POR LOS DERECHOS HUMANOS AC ASILEGAL 

Para más información contactar a:
Miguel Hernández, Coordinador de Comunicación de ASILEGAL
miguel@asilegal.org.mx
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