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  • Tras 11 años privada de libertad por haber cometido un crimen en defensa propia, Yamel logró su libertad anticipada.
  • Yamel intentó denunciar ante el Ministerio Público a su ex pareja por violencia de género, sin embargo fue ignorada pues “no tenía suficientes golpes”.
  • La audiencia de ejecución de Yamel es un ejemplo a seguir en torno a la correcta implementación de la Ley Nacional de Ejecución Penal en Baja California gracias a los acuerdos probatorios logrados entre fiscalía, defensa y representante del CERESO.

 

Yamel está en vías de generar un nuevo proyecto de vida, comenzando desde ayer 20 de agosto. A través de los esfuerzos incansables del equipo de AsiLEGAL, y una profunda resiliencia, Yamel hoy se convierte en un caso de éxito. El proyecto de vida detenido desde tiempo antes del conflicto con la ley penal, se puede retomar con la posibilidad de que los lastres sociales, los abusos e incapacidad de responder a éstos sirvan como un recordatorio de lo que una pareja violenta puede destruir.

En marzo de 2008, hace 11 años, Yamel fue detenida por un conflicto en el que ella, después de 8 años de relación y al menos 4 años de violencia de género, terminó con la vida de su ex pareja. El caso de Yamel es significativo pues, una vez más, recuerda la posición de vulnerabilidad a la que son sometidas las mujeres en el sistema de justicia, sin apoyo de ningún tipo, a razón de género con una absoluta negligencia para atender claras señales, repetidas, de violencia familiar y de género. Yamel, al tiempo de haberse relacionado con su ex pareja, comenzó a recibir cada vez más ataques —verbales, físicos y psicológicos— mismos que también sucedían con frecuencia. La golpizas que vivió Yamel fueron tales, que la llevaron a ser hospitalizada más de una vez. La relación con su pareja, no obstante una denuncia ignorada ante el ministerio público, pues “no tenía suficientes golpes”, según comentó, continuo sin el apoyo o acompañamiento necesario para salir del círculo de la violencia. Con 3 hijos, Yamel se encontraba completamente sumergida en una relación asimétrica de poder donde él, también, era su único sustento económico.

Al momento de llevarse a cabo el juicio por el homicidio calificado en relación de parentesco no consanguíneo los elementos del abuso y el aislamiento de un contexto de violencia y adicción perpetuados por su pareja, no fueron determinantes para dictar su sentencia. De haber sido así, aplicar una perspectiva de género hubiera cambiado profundamente el futuro de la vida de Yamel. En el momento de su juicio, de cualquier manera, no fueron suficientes factores para extinguir su culpabilidad por defensa propia —y la defensa de uno de sus hijos— y fue sentenciada a 16 años privada de libertad.

La audiencia de Yamel marca una pauta en torno la implementación de la Ley Nacional de Ejecución Penal en Baja California, se trata de una victoria prácticamente anunciada. Los acuerdos probatorios logrados entre fiscalía, defensa y representante del CERESO, consiguieron una audiencia fluida y cómoda en la que cada una de las partes actúa con buena fe para promover lo que, a fin de cuentas, todos quieren y que pronuncia con palabras finales la juez de ejecución: “Salga y diga que la reinserción social sí existe”.

Los 16 años se convirtieron, finalmente, en 11 años, 5 meses y 6 días en total de detener el proyecto de vida. Yamel, no obstante, afirma que su vida cambio con un mejor prospecto: “Es como volver a nacer, hasta el aire se respira diferente”, dice, con una sonrisa omnipresente durante su primera cena en libertad. “Por supuesto que lo que más me emociona es reunirme con mis hijos, pero también ya quiero poder hacer las cosas por mí misma. Ahí dentro todo lo hacen por ti. Ya no más. Me emociona aprender a vivir de nuevo, quiero trabajar, conseguir una casa y, en su momento, reunirme con mis niños”.

 

Por Sergio Pérez Gavilán.

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