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#AsiLegalEscribe

A dos meses del Orgullo: explotados como marketing, asesinados y sin derechos

MILTON MARTÍNEZ

Internacionalista por la UNAM, especialista en Derechos Humanos y política. Asistente de Dirección en ASILEGAL.

En la 41 marcha por el orgullo gay de la Ciudad de México marché con mis compañeras de ASILEGAL. Llevamos pancartas para denunciar el nulo acceso a la justicia a personas de la comunidad LGBTTTI que se encuentran en conflicto con la ley penal. Nuestro ideal era converger con las organizaciones de la sociedad civil y marchar en conjunto con el objetivo de exigir los derechos que el Estado tiene pendientes reconocernos. Con tristeza, nos topamos con una realidad abrumadora: nuestros gritos y pancartas se marchitaron entre la estruendosa música y los enormes carros alegóricos.

Los antros y las marcas que nos presumen como su orgullo, callaron nuestras voces con sus bocinas. Se intentan apropiar de nuestra lucha.

Unos días después, platicando entre nosotres, consensamos estas ideas. Nos dimos a la tarea de intentar documentar estos atropellos y encontrar la forma de denunciar nuestro sentir. Nos encontramos con una realidad alarmante, más no sorprendente: con dar una superflua revisión a las políticas de recursos humanos y políticas de seguridad de estas marcas y lugares de esparcimiento nocturno que enarbolan el orgullo LGBTTTIQ, encontramos que no cuentan con protocolos de seguridad, políticas anti discriminación por razón de identidad o expresión de género, paridad o por lo menos garantía de derechos laborales.

En este sentido encontramos que, según resultados del Diagnóstico Nacional sobre Discriminación hacia personas LGBTTTIQ en Méxicom elaborado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) en coordinación con la Fundación Arcoíris por el respeto a la diversidad sexual A. C, evidenció que en lo que respecta al derecho al trabajo, seis de cada diez personas enfrentan dificultades al encontrar un empleo derivado de las preguntas estigmatizantes, discriminatorias y segregadoras tales como su orientación sexual, estado civil, identidad de género y análisis para detectar VIH. 1  Cuando el solicitante es una persona trans, la situación se agrava. En este supuesto, la muestra analizada indicó que frecuentemente o siempre se les niega el empleo por el simple hecho de auto adscribirse a esta identidad. 

Por otra parte, en lo que concierne a las políticas de respeto e igualdad en las empresas privadas del sector privado en México, se identifica que “únicamente el 7% de las personas encuestadas indicaron que reciben el mismo trato. El 46% señaló que ocasionalmente los tratan igual y 18% que con frecuencia lo hacen. En contraste, 23% de las personas encuestadas mencionó que nunca recibían el mismo trato.”2

Lo que respecta a la discriminación y nulas medidas de seguridad a los asistentes en lugares de esparcimiento nocturno encontramos que, por lo menos en la Ciudad de México, las zonas donde se acude la mayoría de la comunidad LGBTTTIQ+ son la calle de República de Cuba en el Centro Histórico y la Zona Rosa, ubicada en el poniente de la ciudad.

Los bares operan con nombres identificados y adaptados a significados propios de la comunidad, no obstante no cuentan con personal sensibilizado, capaz, ni mucho menos respetuoso de la diversidad.

Y es aquí cuando viene lo alarmante: días después de la marcha mientras me dirigía hacia el trabajo, leí «Cadeneros asesinan a un joven en Zona Rosa«, título de una nota del periódico El Universal que observé mientras recorría el timeline de mi cuenta de Twitter.

Fue perturbarte sentirme vulnerable y verme posiblemente reflejado en esta terrible noticia, Me dije: “no es posible que en estos lugares de diversión y esparcimiento para la comunidad LGBTTTI, que se supone son seguros, la violencia sea perpetrada por los mismos cuerpos de seguridad y personal operativo”. Es que no son casos aislados. En la Ciudad de México es común escuchar, entre amigos y conocidos de redes sociales, las denuncias de abusos y maltratos que se publican en contra de estos establecimientos y es que estos tipos de violencia son operados desde los bares y antros “gay”. Desgraciadamente, todo deriva en actos atroces como el asesinato de Armando González, un joven de apenas 24 años de edad, quien indistintamente de su expresión, identidad y orientación de género, fue privado de la vida presuntamente por personal de seguridad de uno de estos antros en la que se cree la zona más incluyente y diversa de la Ciudad de México, la Zona Rosa.

En mi experiencia, como asiduo asistente a estos lugares de esparcimiento nocturno, puedo dar testimonio de las violencias ejercidas dentro de estos espacios. En primer lugar, podemos contar sobre la cadena, donde en los lugares trendy más concurridos se reservan el derecho de admisión bajo cualquier excusa, seguido de que los responsables de revisar que no se introduzcan objetos peligrosos abusan de su cargo para hacer tocamientos lascivos a mujeres y otres por igual. Atravesando la cadena encuentras un aforo excedido, sin protocolos de seguridad, escasas salidas de emergencia y un personal con nulo conocimiento en temas de protección civil.

No basta que los antros, los bares y decenas de marcas y empresas eleven la bandera del orgullo en el mes de junio y decir que se sienten orgullosos de vendernos, de atendernos, de satisfacer nuestros consumos. 

No es suficiente poner colores en sus etiquetas. El Pride es vendido un mes y ellos lo aprovechan al máximo.

No queremos que por un lado se califiquen de incluyentes y progresistas mientras por el otro nos nieguen los derechos y garantías de seguridad. Esta es una lucha sustentada y cimentada en valor, sed de justicia y búsqueda de igualdad sustantiva, no dejaremos que la arrebaten. No permitiremos que se beneficien más a costa de nuestra identidad. Basta de enriquecerse a costa de nosotres, de nuestros cuerpos y de nuestras voces. 

1 CEAV, 2018, Derecho al trabajo Diagnóstico Nacional sobre Discriminación hacia personas LGBTI, CEAV, Fundación Arcoíris A.C., Pag 33.
2 CEAV, 2018, Derecho al trabajo Diagnóstico Nacional sobre Discriminación hacia personas LGBTI, CEAV, Fundación Arcoíris A.C., Pag 36.