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Hoy en día la comunidad LGBT+ aún se enfrenta, aparte de la enorme cantidad de problemas que la sociedad y el Estado le acarrea, a una escasa y errada representación en medios de comunicación y la industria del entretenimiento en general. 

Como individuo asumido hombre cis género pero homosexual, a menudo me pregunto: ¿por qué en películas y series, las parejas homosexuales rara vez tienen un final feliz?, ¿por qué la figura del hombre blanco, estilizado, pudiente y que sobaja a las mujeres continúa siendo arquetípica?, ¿por qué la escasa visibilidad de lesbianas, trans, bisexuales y demás miembros que conforman el espectro de la diversidad sexual?. 

Cualquiera que haya salido de la hetero norma sabe que los estereotipos continúan siendo una parte intrínseca del imaginario LGBT+, porque son los medios los que forjan nuestra mente haciéndonos pensar que la única forma de subsistir es siendo un hombre masculino, blanco, con músculos, barba, sexualmente activo y con un puesto de renombre. Y eso con sus reservas. 

No dejemos de lado la televisión, pues si bien lxs millennials junto con las nuevas generaciones nos jactamos de haberla olvidado, esta continúa siendo el medio de información y entretenimiento por excelencia de un porcentaje considerable de la población. 

En programas, novelas y series, si éstas llegan a incluir homosexuales o lesbianas, son reducidos a un mero personaje cómico, con ademanes exagerados, practicantes del travestismo y con lenguaje altisonante. Las personas queer, transgénero, transexuales, asexuales, intersexuales y bisexuales brillan por su ausencia.

Pero cuidado con lo que lees, en ningún momento pretendo descalificar al travestismo, ya que es tan válida como cualquier expresión de género.

Sumado a lo anterior puedo percibir que en pleno 2021 nuestra existencia aún gira entorno a la aceptación social: donde debes pensar en el rechazo como primer gesto, donde si no te comportas de cierta manera dudarán de tu sexualidad y en la que los vínculos psicoafectivos están destinados a cerrarte las puertas; un tipo de violencia sistémica llamada fobia en todos sus tipos (homofobia, lesbofobia, bifobia, transfobia, etcétera).

Siempre en desventaja en una sociedad patriarcal,  juzgadas por la otredad y existiendo la mayor parte en la clandestinidad. De ahí el auge de los lugares de cruising, ahora transformados en espacios seguros para la comunidad, pero que conservan su esencia de actuar cuando nadie te ve.

Porque no, no basta con una inclusión muchas veces vista como forzada para mostrarse en pro de la diversidad: los estereotipos per se conforman representaciones erradas que lejos de ayudar, perpetúan prácticas violentas contra las personas que integran a la comunidad LGBT+ que pretenden visibilizar; personas eternamente socorridas.

Para concluir diré algo que a muchas cadenas de televisión, casas productoras, agencias de publicidad, discográficas y demás consorcios les incomoda saber: existimos personas con sobrepeso y ultra delgadas, en situación de discapacidad, de piel variada, diferentes estratos sociales, con o sin pluma, infantes y adultos mayores dentro del conglomerado que mes con mes no incluyen en su Pride Month.

Merecemos una vida satisfecha en goce de todos los derechos humanos, tanto en igualdad como libertad; donde dejemos de ser vistas como eternas infelices.

Hever López Cuevas, es egresado de la carrera en Ciencias de la Comunicación por la UNAM, actualmente colabora en el área de comunicación de ASILEGAL

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